El olfato de los perros

El mundo de los olores y las fragancias el ser humano es una especie inferior. Cualquier perro detecta una variedad interminable de olores con una sutileza y una sensibilidad que está mucho más allá de nuestra comprensión.

No resulta fácil explicar su superioridad de una manera sencilla. Algunos estudiosos han dicho que los perros son 100 veces mejores que nosotros para la percepción e identificación de olores. La verdad es que la comparación sólo puede realizarse tomando como medida una sustancia química en concreto. Con cierta clase de olores, los perros son sólo un poco mejor que nosotros, pero esto sucede porque esos olores en cuestión no tienen ningún significado para ellos, como por ejemplo el olor de las flores. Pero con otras sustancias como el ácido butírico (presente en el sudor), algunos estudios han demostrado que los perros tienen una capacidad de respuesta increíble, por lo menos 1.000.000 de veces superior a la nuestra.

Los ejemplos de la capacidad de los perros para identificar un sudor resulta impresionantes. Antiguamente se hacía “la prueba del carro”: Seis hombres cogían y lanzaban cada uno una piedra lo más lejos que pudían, entonces se dejaba que un perro oliese la mano de uno de los hombres, el perro empezaba a olisquear hasta que encontraba y traía la piedra lanzada por la mano que había olido. Sólo desde que coge la piedra y la lanza, el hombre ha dejado en ella el suficiente sudor como para la nariz del perro la pueda localizar.

El sudor de los pies humanos parece que es todavía más fácil de detectar por la nariz del perro. Los sabuesos pueden seguir una pista de hasta 6 días después de que sucediese, y rastrear a una persona hasta 160 km. El olor de los pies humanos están fuerte para un perro que son capaces de distinguir por donde ha pasado alguien incluso en zonas por la que transite mucha gente. Y todo esto teniendo en cuenta que llevamos zapatos ¡¡¡

Todo esto es posible porque la nariz de un perro posee unos 120 millones de células sensibles al olor (el ser humano tiene unos 5 millones).

Por estas cualidades, el ser humano ha buscado ayuda canina en multitud de tareas, algunas muy conocidas y otras no tanto. Se han empleado sabuesos para la despiadada función de encontrar a los esclavos huídos, pero luego esta función se ha utilizado para capturar a delincuentes, pero lo que mucha gente no sabe es que se han usado perros para saber si un par de gemelos eran idénticos o solo fraternos, ya que el olor personal humano se hereda genéticamente, los gemelos univitelinos poseen idéntico dolor corporal y los perros no pueden distinguirlos, mientras que los gemelos bivitelinos poseen un olor corporal diferente y pueden distinguirlos con facilidad.

Otras tareas que han sido confiadas al olfato canino son:

La búsqueda de trufas
La detención de drogas
La localización de bombas
Rescate de las víctimas de un alud enterradas bajo la nieve.

Las tres drogas principales, mariguana, cocaína y heroína poseen un olor muy característico, y los perros lo huelen aunque hayan sido cuidadosamente escondidas dentro de otros objetos. Los traficantes de droga han efectuado intentos para enmascarar los mencionados olores, pero casi siempre han sido descubiertos. Envolver los paquetes de drogas con perfumes fuertes, especias, tabaco, o cualquier otra sustancia, nunca han engañado a los perros que han sido especialmente entrenado para ello. En cuanto a los perros empleados por los cuerpos de desactivación de bombas, nunca han tenido dificultades para detectar el azufre en la pólvora, o el ácido en la nitroglicerina. En lo que se refiere a distinguir olores extraños, la nariz del perro sigue siendo mucho más eficiente que cualquier máquina construida por el hombre.

Durante la evolución,la selección natural del perro ha ido encaminada, naturalmente, a la detención de la presa por el olor a una gran distancia. Se ha observado que un lobo advierte el olor de un ciervo a favor del viento a una distancia de más de 2 km. En cuanto el olor del ciervo llega la manada de lobos, todos los componentes de la manada detienen su marcha y apuntan con sus cuerpos directamente hacia la presa, tras permanecer inmóviles durante un momento, comprobando el olor, se unen, nariz contra nariz y agitan ansiosamente las colas. Luego, al cabo de 10 a 15 segundos, salen disparados hacia el ciervo, dando comienzo a la cacería. Para unos animales así, en especial los que vienen del frío del Norte, un agudo sentido del olfato significa la diferencia entre la vida y la muerte. Y es esta refinada habilidad la que han heredado nuestros perros.